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12/2012

Un día de trabajo

¿Y de vuelta al terminar…

Hoy le dije al pulga que mañana venga una hora más temprano.

De la misma manera que avanza la primavera, se acrecientan nuestras tareas en el criadero. Iremos aumentando la cantidad de larvas injertadas y de continuadoras preparadas para darle vida a esos seres maravillosos que son las reinas, capaces en pocos días, de acumular la genética voluptuosa de los zánganos, para ir usándola a través de toda su existencia, en beneficio de sus futuros descendientes.

Mañana, mientras yo preparo las huérfanas, cambio los cuadros a las madres y selecciono las mejores para los injertos, él irá subiendo cría en las continuadoras. Le diré que ponga especial atención en observar si hay celdas naturales para destruir, y que controle la evolución de las anteriores. Cerca del mediodía, haremos las transferencias y aprovecharemos radio de por medio, para comentar las crónicas ciudadanas y los partidos del fin de semana, con mucho respeto, sin animarnos a cargadas ofensivas, entendiendo que no pasa de un juego. De política nunca lo escuché opinar pero como buena gente de laburo, por ahí se le ha escapado un regaño para nuestros representantes.

Haremos 600 traslarves, si Dios quiere al día siguiente tendremos gestando 400 futuras soberanas, y a medida que aumenten los días lindos, la misma cantidad de transferencias rondarán las 500 aceptaciones. Luego de colocar todo eso en buen destino, nos tocará el almuerzo de comida rápida, ya que en esta época del año todavía los días son bastante cortos y ésta es la mejor hora para estar de cabeza en el apiario.

Cuando la tarde nos pegue en el ocaso, iremos acomodando nuestros monos, para poner rumbo al poniente en merecido regreso a casa. En este trayecto, viendo las bondades naturales del paisaje, trataré de acertar con las fechas de las próximas florescencias. Atrás quedaron los sustentables pólenes de los sauces, en cortinas avergonzadas. Mucha mostacilla, en potreros empapados, esperaremos mantos de tréboles con retoques dorados de dientes de león en banquinas alegremente descuidadas, Acacio blanco en formación, el montecito de fresnos, algunos opulentos plátanos, pirámides de álamos y los infaltables, y a veces mal demonizados eucaliptos impregnarán todo lo que circunda al colmenar con una fragancia envidiable para cualquier importado francés, hasta que a fin de octubre nos sorprenda con las crestas mas tempraneras, el acacio negro-virtuoso néctar que aflora entre los cabezales-, que todos los años nos hace sentir como un principiante que no puso el alza a tiempo, pero ya sabemos, después se corta. Tendremos que esperar los carditos lilas, alguna que otra alfalfa rezagada de su corte y allá tarde en el crepúsculo de la temporada, agazapados, los Lotus corniculatus, acompañados en cunetas, por chilcas y carquejas.

Si el regreso no es demasiado apurado, (para hacer las compras para el día anterior) le daré el volante a mi secretario, por que el pulga… está aprendiendo a manejar…

Luego del acceso de 8 Km. y al retomar la autopista, estando más cerca de casa y las abejas descansando en su cajón, se me dibujará una sonrisa oculta para mi acompañante, que pueda delatar mi emoción, por haber disfrutado un lindo día junto a ellas, y compartir entre todos, la floración!!

¡Felices Fiestas!

Apícola Mercedes

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